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Siempre han existido desafíos que enfrentar. Cuando hablamos de desafío hacemos referencia a algo que representa un reto, una provocación, incitación o una apuesta.

Uno de los más grandes desafíos, sobre todo en estos últimos tiempos gira en torno a la necesidad de poder detectar los disfraces de Satanás.

Es en el Edén, donde tiene lugar uno de los primeros actos de camuflaje llevado a cabo por el enemigo para engañar la creación de Dios.

Pero hoy más que nunca es necesario que aprendamos a detectar las artimañas y métodos que emplea el adversario para lograr su objetivo de hacernos caer en confusión, para lo cual ha incrementado sus estrategias en la medida que nos acercamos al fin de los tiempos. (2 Timoteo 3:1 TLA).

Teniendo esto lo suficientemente claro, debemos proceder a equiparnos con la debida preparación. Esto nos va a permitir salir vencedores y permanecer firmes frente a cualquier dificultad e influencia del sistema actual.

Cuando sucede lo que señala la Biblia en 2 de Corintios 11:3 (DHH) “Pero temo que, así como la serpiente engañó con su astucia a Eva, también ustedes se dejen engañar, y que sus pensamientos se aparten de la actitud sincera y pura hacia Cristo”, el enemigo, además, logra:

  1. Que pierdas cosas muy valiosas.
  2. Que pases de ser una bendición a ser un tropiezo.
  3. Que de ser una respuesta, te conviertas en un problema. 

En cambio, cuando Dios abre tus ojos, el engaño, no importa de qué se disfrace, tú lo vas a poder detectar.

Cinco cosas hace Satanás para consumar su engaño:

  1. Se disfraza.
  2. Cuestiona la instrucción de Dios .
  3. Contradice lo que Dios ha dicho.
  4. Pone una atracción reforzada en lo prohibido.
  5. Convencer, haciendo que aquel que cae en su trampa le escuche, mire, coma y comparta.

Bajo ese esquema tiene influenciado al mundo, enredado en la simpleza, con los sentidos espirituales cerrados y la conciencia vencida.

El arma principal para desenmascarar al adversario es cuidar tu esencia. Por esta causa, debes proteger las vías de acceso a información, ya sea visual o auditiva. En definitiva, cuidar tus ojos, tus oídos.

Llegó el momento de definirte, de elegir lo que te edifica, de evaluar lo que atenta contra tu integridad, para que puedas identificar los disfraces de Satanás y no caer en su engaño. 

Por encima de cualquier opción que se te presente, escoge siempre agradar a Dios.